Un “cisne negro” es un hecho accidental o fortuito que tiene una gran repercusión (gran impacto) con unas probabilidades prácticamente imposibles de calcular en base a la información disponible antes de ser percibido; y un efecto impredecible con consecuencias inesperadas.

Es lo que sucede con los incidentes sobre las infraestructuras críticas: un alto impacto, y una (esperada) baja probabilidad.

Se trata de un concepto expresado por el matemático financiero libanés Nassim Taleb en su libro “El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable”.

Taleb recoge un hecho acontecido en la Inglaterra industrial: Hasta la primera década del siglo XVIII, la sociedad inglesa pensaba que todos los cisnes existentes eran blancos, porque eran blancos todos los que se conocían en Europa hasta la fecha. Los colonos ingleses que volvieron de Australia trajeron un cargamento de cisnes negros, propios de la isla.

Como expresó el filósofo inglés David Hume, “de la observación de un gran población de cisnes blancos no se podrá inferir que todos los cisnes son blancos; sin embargo, ver un solo cisne negro será suficiente para refutar semejante conclusión.”

Otro famoso filósofo inglés, Bertrand Russell, utilizó una metáfora similar a la del cisne de Taleb a través de un pavo que era alimentado por una familia todas las mañana. Tras varios meses de observaciones continuas, el pavo podría concluir una ley universal: «qué amables son los seres humanos que todos los días me dan de comer».

Con la llegada del día de Acción de Gracias al pavo le ocurrió algo “inesperado” y totalmente impredecible.

Esto permitió a Taleb incluir otro de los problemas fundamentales a los que se enfrentan los análisis de riesgos: cómo gestionar la incertidumbre. Nunca llegaremos a conocer lo desconocido ya que, por definición, es desconocido. Por contra, se podrá prever cómo podría impactar.

De esta forma, para tomar una decisión en base a un análisis de riesgos lo importante es centrarse en las consecuencias (que se pueden conocer) más que en la probabilidad de que dichos sucesos ocurran.

La forma de racionalizar aplicada en el desarrollo de los análisis de riesgos no es muy diferente de la del pavo de Russell. Gran parte del análisis matemático, la estadística, el cálculo de riesgos y las distribuciones de probabilidad están sesgadas por este razonamiento:

A mayor frecuencia de ocurrencia de un hecho, menor sensibilidad frente a lo inesperado. De ahí la metáfora del cisne negro.